miércoles, 17 de noviembre de 2010

Relatoría de la clase del 11 de noviembre de 2010

Carolina Díaz-Granados

Lecturas: GLISSANT, Edouard: Capítulos: Cultura e identidad y El escritor y el aliento del lugar, en: Introducción a una poética de lo diverso. Planeta, 2002. pp. 59-79 y 129-144.

Se inició la discusión de los textos de Glissant, hablando acerca de que usualmente se han estudiado teóricamente las culturas a partir de conceptos raciales o económicos, cosa que distingue a Edouard Glissant, porque él hace la clasificación en culturas atávicas y culturas compuestas, dos conceptos que él organiza desde una combinación de relación con la tierra y con la Historias. Las primeras están fundadas, para él, en los principios de Génesis y de filiación; las segundas son las que practican la criollización.

También describe Glissant que los mitos fundacionales son los encargados de fortalecer la presencia de una comunidad en un territorio por medio de la creación de un Génesis, lo que los uniría a las culturas atávicas y reforzaría su deseo de legitimación y filiación de sus culturas, dos conceptos claves para la noción de identidad. La Historia será un producto salido de los mitos fundacionales.

En cambio, las sociedades compuestas comienzan a formarse con el relato que les ayuda a no aferrarse a una Génesis, que sería una forma de elusión, y que en el momento de pasar a una escritura, el relato no perdería esa elucidación porque será expulsado el “absoluto ontológico”.

El estudio del autor parte desde los conceptos de rizoma y raíz única, propuestos por los filósofos Deleuze y Guattari, y los modifica para pensar las culturas del Caribe y América, entre otras. La raíz única, estaría unida a lo atávico, porque su objetivo es enraizarse en lo profundo de una comunidad y excluir lo ajeno. Mientras que el rizoma se emparentaría más con lo compuesto, por su afán de extensión, lo que favorecería el proceso de criollización. Cabe destacar que ir hacia el rizoma, como modo de pensamiento y relación con lo otro y con el otro es un anhelo, y no implica en Glissant matar la raíz única. Es un llamado a u cambio de mentalidad.

Varias preguntas-objeción en clase, en torno al problema que representa (o no) conjugar las nociones de sistema y de rizoma, llevan a hablar de posibilidades de derrocamiento de la dupla hegemonía-subalternidad, y a hablar de teoría del caos, el Todo-Mundo y la función del escritor y la literatura en ese cambio de mentalidad y de estado de cosas mundial.

Glissant propondrá el concepto de “opacidad”, que vendría siendo un derecho y un estado rizomático de fuga, de perpetuo cambio, aunado a una relación con lo inmediato, estado que hace imposible pensar la transparencia total. Sería el soporte de cada persona, y de cada cultura, por mantener su propio Caos-mundo, que al sumarse en igualdad de condiciones y de poder a otros caos-mundo conformará el todo-mundo.

En este punto de discusión es donde entrará la literatura porque el escritor será el encargado de dar cuenta del caos-mundo al que pertenece o de ponerse en el lugar de la vivencia del otro y ponerlo en sus obras. Y así como Glissant defiende la vida de todas las lenguas, aunque uno escriba en una sola, el escritor que escribe de su caos-mundo asegura por este medio la supervivencia de los demás caos-mundo también. El caos-mundo debe probarse desde el lugar de origen, que sería el establecimiento de una relación y no una consagración a la exclusión.

Por eso Glissant pensará en la conformación de una nueva épica literaria fundada desde el multilingüismo que hará posible una relación y no dará vía a la exclusión, lo que a su vez dará paso a la inclusión de la “historia” sumergida en el todo-mundo.

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