sábado, 6 de noviembre de 2010

Relatoría jueves 04 de noviembre

Lectura
Crónicas de Pedro Lemebel:

Manifiesto
Bésame otra vez, forastero
Qué pena que no me duela tu nombre ahora
Bienaventuranzas para la creatividad nacional
De nuevo la búsqueda, otra vez la decepción
Recuerdos de Pelotillehue
Siga participando
La cara sombría de la vergüenza
Homoeróticas urbanas



Inicia la clase aclarando que se llevará a cabo la celebración del centenario de natalicio de José Lezama Lima, con una ponencia a cargo del profesor Augusto Pinilla y la profesora Mónica del Valle, el día 11 de noviembre a las 6:00 pm en el auditorio Marino Troncoso.
También se anuncian las inscripciones para el semestre social.

A continuación es presentado el autor Pedro Lemebel quien nació en Chile el 21 de noviembre de 1955, le dicen la tía cronista de la literatura chilena, además de ser escritor hace performance, representando lo efímero del espacio; lo inmediato y fugaz de la expresión y la recepción imperceptible y más por no tener reconocimiento del público y del impacto que causó al rededor.
En los años 50 tuvo un grupo junto a Fernando Casas, llamado “las yeguas del apocalipsis”.

Pedro Lemebel ha escrito una gran cantidad de obras, las cuales no se encuentran en Colombia aunque son editadas por algunas de las más reconocidas editoriales, lo que podría designar un rechazo por la posición política del autor, por su forma de expresar la verdad de la sociedad, de dominación e injusticas, o por su homosexualidad; Lemebel escribe diferente a todos los autores canónicos de Latinoamérica, el tratamiento de los temas y la crítica social es evidente.

En la literatura de Lemebel se evidencian ciertas posiciones definitivas como la teatralidad, además de ser representante de la nueva crónica latinoamericana, tiene una posición cercana hacia los sujetos marginados, también se opuso al triunfalismo neoliberal, determinado por la pos dictadura en Chile y contradice a la globalización de la cultura gay, es posible percibir en Lemebel un rechazo o apatía al consumismo, a esa tematización y a la figura exótica del gay.

Sí hay elementos comunes y recurrentes en la literatura gay pero no es esto lo que predomina en la escritura de Lemebel, lo que él hace es acercarse a manera de ayuda a los marginados. En sus crónicas podemos reconocer una yuxtaposición de temas, sentidos y vivencias determinadas por el gusto y por la necesidad; en las crónicas de Lemebel es posible sentir tranquilidad, ternura y gusto con la historia y al siguiente segundo sentir repulsión y desagrado por la exacerbada descripción de los hechos carnales, hay un acercamiento a los sentidos más puros del personaje contrapuesto a sus necesidades u obligaciones falsarias.

Es curioso que Lemebel no haga parte del canon de literatura chilena, pues es un autor de constante, abundante y excelente producción literaria; en la crítica literaria se habla mucho de él, pero no se han hecho suficientes trabajos críticos sobre su proceso creativo. Es un autor que como lo definía Lázaro Lima para el caso cubanoamericano, conflagra posición de género y posición política, de ahí que en sus crónicas se hable de casos grotescos y crueles a los que se ve sometida la sociedad, como la búsqueda de los desaparecidos o la aceptación de los enfermos de sida y el proceso que deben asumir física y socialmente.

En medio de la clase se reconoce que los textos de Pedro Lemebel sirven de referente preciso para el lector, llevándolo de lo ficcional a lo real con temáticas recurrentes en la sociedad, pero opacadas por prejuicios y sociedades moralistas. Sin contar el lenguaje en que están escritos, en donde lo chileno aflora.


En general las crónicas leídas en clase agradaron a algunos de los estudiantes y fueron repulsivas para otros, por el lenguaje, las descripciones, y el tipo de acontecimientos que describen. No se puede negar que hay prejuicios al leer, en estos textos hay una suerte de seducción contrapuesta al prejuicio de esa visión militar representada en la dureza, en el rechazo a la sensibilidad, en el acercamiento a la fuerza, la masculinidad y la definición de hombre. Hay una posicionalidad definida que nos permite llegar o no al texto, y percibir lo que el autor audazmente quiere expresar.
Esos sentimientos encontrados se dejan analizar mediante el concepto de lo abyecto, que es a la vez repulsivo y fascínate, y condensa en este caso lo físico, lo social, lo sexual y lo político.

En términos formales, de estructura y rasgos de las obras se mencionan en clase: la rápida y precisa caracterización de los personajes, el uso muy particular del adjetivo que a menudo va pareado, junta palabras que contrastan. Este contraste traduce, según Mónica, la tensión o la paradoja social que Lemebel quiere recalcar. También es importante en estos textos el tipo de narrador, que a menudo está disociado (es yo, y a la vez es otro), que igualmente traduce en términos textuales la problemática de posicionalidad que Lemebel insiste en mostrar. Son comunes en sus textos, igualmente, alusiones al cine y descripciones de performances, con lo cual esa actividad suya haya cabida en lo narrativo también.

Para cerrar la discusión hablamos del tipo de “yo” que hay en algunos de estos textos, en su problematismo si se le mira desde los análisis de Ileana Rodríguez que trabajamos para clase.

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