martes, 5 de octubre de 2010

Relatoría clase 30 de octubre 2010

Texto: Miguel Barnet. Biografía de un cimarrón. Ed. Galerna, Argentina, 1968. p. 219

1. Se habla del examen.

El examen parcial se hará el 14 de octubre, Consistirá en tres preguntas de las cuales se podrán seleccionar dos. Cada pregunta es compleja, busca relacionar dos o tres autores a través de dos o tres subdivisiones de la pregunta. Las preguntas no son para responder de memoria, sin embargo es importante estudiar qué autor dijo qué cosa. Laura recomienda estudiar en grupo y enlazar sistémicamente cada texto con los demás que hemos leído. Cada pregunta debe ser respondida en una hora. , incluyendo el esquema de respuesta (o mapa mental) que la acompaña.

2. Se pregunta por las impresiones que produjo la lectura, Biografía de un Cimarrón.

Se dice que el texto es: interesante, sabroso, fuerte, violento, risueño, rememorativo, da fe de una cultura y producto de una marginalidad (analfabeta). Se pregunta si el texto sí es un testimonio, y se establecen dos definiciones para testimonio. La primera, es la que da Beverly, la segunda es la de “un texto que da cuenta de algo”. Se dice que Biografía de un Cimarrón da cuenta de una cultura que es: las negritudes cubanas que trabajaban en los ingenios azucareros a finales del siglo XIX. Éste es un colectivo marginal. Se establece que el testimonio debe dar cuenta de un colectivo marginal, ya sea de raza, género o clase. La marginalidad y el analfabetismo se evidencian en la oralidad en el texto. La reiteración, la ejemplificación y la ausencia de abstracción son características de la oralidad. Un, incluyendo el esquema de respuesta (o mapa mental) que la acompaña. Un estudiante dice que la primera parte es más oral, mientras la segunda parte parece serlo en menor medida.

3. Se establece que existen dos niveles de discurso dentro de la narración.

Uno de los discursos es lo surgido de la entrevista, y el otro es la edición realizada por Barnet. Se pone en duda la “impecabilidad” del testimonio original. Se dice que Barnet modifica mas no añade nada. Se habla del contexto histórico de la biografía. Se produce en 1968, nueve años después de la revolución cubana. El texto apela a favor de la revolución a través de la edición de Barnet. Esta intención tiene, en sí, un propósito unificador de la “cubanidad”. Barnet no tiene intención de hacer literatura, que en sus términos equivale a lo novelesco. A pesar de que Barnet dice estar haciendo etnografía acepta el premio al testimonio que recibe por Biografía de un Cimarrón.

4. La profesora dice que considera el texto un testimonio.

Dice que ha permitido una interpretación impresionista debido a que todo testimonio interpela desde lo humano; que en gran parte de ellos se encuentra la figura del interlocutor, que sirve como vehículo a la interpelación directa hacia el lector. Esta interpelación se vio en la “lectura de género” que se dio en clase. Las mujeres sintieron compasión con Esteban por la cantidad de “bichos” que encontraría en la selva, mientras los hombres sintieron compasión por su abstinencia sexual. La profesora pregunta que si cuando se dice “interpela desde lo humano” no se está hablando de lo inefable, que por comentarios de clases anteriores, ella ha asumido que equiparamos con la emoción que al arte le está reservado producir desde el marco burgués. Ahora pregunta si en el testimonio, ¿es lo inefable lo humano?

5. Se pide mayor claridad en torno al concepto de Inefable.

Se dan diversas definiciones del término: 1. Lo que no se puede decir con palabras (o con el lenguaje preferiblemente), 2. Un producto del espíritu humano suscitado por el arte, 3. Un sentido que no se puede articular y 4. Una imposibilidad de dar cuenta (¿atestiguar?) que pasa por una desconfianza del lenguaje. Se establece que esta última definición abarca tanto lo barroco (aquello que intenta mostrar que es imposible el agotamiento del lenguaje) como lo escueto como los Haikou y aforismos (que pretenden desfocalizar el uso del lenguaje).

6. Se puede ver lo “inefable en el texto”.

Ya que el texto tiene dos discursos, el de Montejo y el de Barnet, es difícil dar una respuesta concreta a esto. (Detrás de todo esto subyace una pregunta que no se hizo: ¿Quién da el testimonio en este texto? ¿Montejo o Barnet?) En la labor editorial de Barnet hay una mayor intención de veracidad, eso lo haría más comunicativo y menos inefable. Sin embargo, el texto de Montejo hay fragmentos que se escapan a la unidad narrativa de Barnet, que estarían más cerca de lo inefable. Acá hay un “testimonio” no intencionado que parece ser desmesurado y externo a la linealidad narrativa. Hay, proverbios, humor y reflexiones. Sin embargo también hay intereses de parte y parte. Existe un carácter híbrido en el texto que ronda entre lo inefable y lo llanamente comunicativo. Se aclara que estas dos categorías son ideas regulativas (a lo Kant) y que el texto yace entre ambos extremos, pero se inclina hacia alguno.

7. Esto híbrido lleva a problemas de análisis.

Hay dos problemas: en el texto se usan diferentes instrumentos retóricos a los tradicionalmente literarios y existe el problema de pretender ser no-ficción. Estos son problemas disciplinares y metodológicos de la literatura. Sin embargo, otras disciplinas como la historia plantean problemas metodológicos y disciplinares similares: el texto no es verídico históricamente, no tiene una validez discursiva, etc. Este problema entre documento histórico y literatura, dice un estudiante, es un problema propio de TODO producto textual (desde Heródoto hasta Ingrid Betancourt, pasando por Bernal Díaz y Marcel Proust). Esta discusión entre si es histórico o literario llevan de nuevo a pensar en un sistema construido a través de ideas regulativas entre/a las cuales tiende cada texto. Todo este problema surge de la idea de pensar en el género del texto. Los marcos de apoyo se construyen con base en el género del texto. Dejar de pensar en género elimina la utilidad de esos marcos de apoyo y deja al crítico a la deriva. ¿Es esto una ventaja o una desventaja?

8. Se sugiere dejar de lado el pensamiento en género y sustituirlo por concreciones metodológicas que son necesarias.

Lo que se plantea acá es un problema epistemológico de la disciplina literaria. Se reitera la pregunta “¿Cuál es nuestro objeto de estudio?” Se sugiere que el objeto de estudio sea la misma pregunta, lo que llevaría a un cuestionamiento ético, profesional y político en la labor del estudio de la literatura. La academia se encarga de pautar esos criterios. Y el profesorado representa las múltiples líneas de pensamiento que confluyen dentro del campo. Al final de la clase se concluye que ***

9. Paréntesis: La profesora enviará el texto que leerá en San Andrés.

10. Un compañero pregunta si hay testimonio acá en Colombia; puesto que sería algo muy predispuesto a fructificar en la situación nacional.

La profesora admite no haber leído ninguno, por dudas sobre qué tipo de testimonio es: el de Beverly o el de “dar cuenta”. A su vez confiesa tener problemas para leer lo que circula con fama dentro del campo editorial. A su vez advierte tener cuidado con el latinoamericanismo. Hay un deber ético en la no erotización de la violencia. Surge el ejemplo de “violentamente Colombia”. Felipe señala que tampoco se debe ignorar los problemas violentos de una sociedad y pone como ejemplo “Juárez la fea”. La profesora señala que no se debe ignorar pero se debe contraponer éticamente al imaginario violento, ejemplo: “banda de paz” y desmilitarización del lenguaje.

11. Finalmente, ¿cómo se puede analizar este texto?

Se pregunta, ¿cómo se puede ser objetivo con un texto tan social? La profesora establece que no se puede ser plenamente objetivo al hacer una crítica literaria, sea cual sea el texto. Siempre existirá un posicionamiento en el crítico. Entonces, cómo se puede analizar un texto que carece de figuras retóricas tradicionalmente literarias para poder ser analizado con las herramientas existentes. Se propone un análisis que parte de la suposición de que existen dos discursos (dos estructuras) que sostienen al texto; una, la del editor, otra, la de Montejo. Esto parte de una presunción que sería muy interesante verificar en las grabaciones originales. Si éstas no existiesen se podría partir del análisis del prólogo y a través de éste identificar la reordenación que realizó el editor. Esta estructura reordenada tiene que ser visible en la narración lineal del texto. Entonces existiría un hilo conductor, que pretende el editor, y desmesuras narrativas propias de la oralidad de Montejo, es decir, la narración per se. Ya diferenciados los dos discursos es se procedería a examinarlos tanto como documento histórico (política e históricamente) como literariamente, en cuanto a la conciencia que hacen del lenguaje (esto en relación a lo inefable y a la desconfianza del lenguaje). Esto es claro y corresponde a los niveles en los que se ha movido, sin embargo tiene dos problemas. 1. No hay teoría que refrende esta lectura 2. ¿Acaso es un objeto de estudio literario? Acá se pone en duda la utilidad que tiene dicho análisis. *** La utilidad de este texto debe desprenderse de la utilidad disciplinar e interceder útilmente dentro de la cotidianidad (¿si le ayuda a uno por qué no a los demás?). Esto llevaría a dudar sobre la permanencia dentro de la academia, sin embargo se concluye que dentro de la disciplina, aunque no debería ser así, es desde donde, con menor dificultad, se puede hacer más para defender la utilidad de estos análisis.

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