sábado, 14 de agosto de 2010

Relatoría de la clase 9 de Agosto del 2010

Relatoría de la clase 9 de Agosto del 2010, sobre Ricardo Kalimán. “Sobre la construcción del objeto en la crítica literaria latinoamericana” en Revista de crítica literaria latinoamericana. Año XIX Nº- 37. Pag. 307-117

Benedict Anderson. Comunidades imaginadas reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. FCE 1993.

Felipe Larrea, 9 de agosto de 2010

La clase trató sobre dos textos: el de Kalimán y el de Anderson. Como primer punto se plantearon por parte de los estudiantes las dudas con respecto a estos dos artículos.

La primera de ellas verso así: ¿Cuál ha de ser la adecuación empírica para seguir/de comunidades literarias? La segunda fue en torno a las tendencias de la teoría Latinoamericana: ¿Arbitrariedad de la noción de literatura? Y ¿El objeto en construcción? ¿Por qué dice esto y qué implicaciones tiene esto para una realización teórica? ¿Cuáles deberían ser las categorías adecuadas para las prácticas que son nuestro objeto de estudio? ¿por qué pregunta si sigue siendo útil la noción de literatura? Para abordar el texto empezamos por cuestiones básicas como la pregunta de cuál pensamos que es el objeto de nuestro trabajo y lo ejemplificamos con el nombre de la carrera en la Universidad Pontifica Javeriana. Como una segunda cuestión quedó lo que para algunos no es literatura. Y si nos dedicamos a estudiar la crítica o las teorías. Y todo esto partiendo de la noción de que como toda ciencia debe de iniciarse desde: Postulados, hipótesis, sistemas, sistemas axiológicos e implícitos a priori, ¿parecería que la teoría/crítica literarias latinoamericas no son teoría?

Ya entrando en materia del análisis del texto analizamos cuatro apartados:

1.- ¿Cuáles son las categorías más adecuadas para enunciar generalizaciones sobre las prácticas que son nuestro objeto de estudio?, retomando la pregunta de partida de Kalimán.

Kalimán da un rodeo planteando que hay dos direcciones patentes en la crítica latinoamericana: la Literalización (que se amplíe la noción de literatura y se incluyan asuntos como el folletín, entre otros) y Nacionalización de la literatura (que se encasille a la literatura como parte de un conjunto de escritos de una nación, porque entonces ¿qué pasa cuando un exiliado español escribe en México. ¿Es ésta una literatura mexicana?)

2.- La literalización no pone en tela de juicio la tipología discursiva en cuanto tal, sino la naturaleza de los objetos literarios. Hay dos tendencias generales en el trabajo critico latinoamericano: la denuncia de la relativa “arbitrariedad” de la definición de literatura y por otro lado los trabajos que se asumen como procesos de construcción de un objeto/concepto, como testimonio. Cuando se trata de temas como el testimonio donde parece que está en juego la noción de literatura, está en juego en verdad el objeto de los estudios literarios. Existe un consenso en los estudios literarios latinoamericanos acerca de que ¿No sabemos cual es el objeto de estudio de la literatura? Así mismo existen controversias sobre la llamada Literalización.

Las dos muestran que el objeto literario cambia, pero que el problema no es ese para nosotros. El problema de estudio, para Kalimán, tendría que ver con las prácticas en torno a la llamada literatura. LA siguiente pregunta es cuáles son los criterios empleados por esa crítica: ¿tiene criterios o es valorativa como la del siglo XIX?

3.- En parte por otros motivos, algunos de ellos simplemente administrativos, pero en parte también en virtud de esta incertidumbre del objeto, se ha comenzado a vislumbrar que el destino de la critica literaria es su absorción en un campo más amplio como el de los estudios culturales.

La cultura y su promoción suponen un cierto grado de poder, es decir quienes tienen en sus manos el manejo de “lo cultural” poseen un cierto poder sobre la sociedad. Si la crítica está imbricada en la sociedad no escapa a esto. Con su ingreso en los estudios culturales se aplicaría la noción de “discurso” que resuelve hasta cierto punto el problema oralidad/escritura para concebir lo literario.

4.- Desde Anderson, estos son los rasgos de una comunidad imaginada (noción que Kalimán retoma para proponer en torno a literatura, comunidades literarias)

Homogenizada: Todos los miembros de esta comunidad imaginada se presumen/son iguales, creen tener/tienen los mismos sentimientos, gustos y necesidades.

Soberana: a partir de la Ilustración surge la noción de soberanía, una nación debe ser en teoría soberana, tener un gobierno propio e independiente.

Limitada y Finita: Tiene fronteras delimitadas, es un espacio de territorio con características propias.

Kalimán entonces retoma el concepto, lo modifica un poco y lo propone así: Las comunidades literarias serían conjuntos homogeneos, limitados, imaginados aglutinados por ideas en torno a lo literario. Eso literario se define entonces de modo sui generis en esa comunidad, que funciona “soberanamente” en ese aspecto. Esas comunidades YA existen, y exigen del crítico un trabajo inductivo: analizar las que hay, no imponer unas con límites a priori. Una comunidad literaria puede echar a andar una noción de literatura distinta, un corpus distinto, cronologías distintas, y no estar atados necesariamente a una unidad geopolítica como la nación. También le caben producciones no necesariamente escritas, para citar los dos problemas con que Kalimán empezó su texto. Y como categoría nos permite estudiar prácticas sociales articuladas a esta producción que nos interesa. La finalidad de la critica latinoamericana será buscar instrumentos teóricos que nos permitan analizar la naturaleza y estructura de esas comunidades y los mecanismos que permiten el análisis de las teorías que deben ir encaminadas a una praxis

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